lunes, 16 de noviembre de 2009

DÍAS FELICES EN LA BARRIGA

Ahora que tengo la memoria fresca, y antes de que nuevos acontecimientos colapsen mis primeros recuerdos, puedo contaros mis días en la barriga. Vale, sé que no estoy respetando el orden cronológico de mis acontecimientos vitales y que algunos considerarán innecesario y hasta aburrido este viaje al pasado. Pero es mi vida. Y soy yo el que decide cómo contarla, ¿no? Mis días en la barriguita fueron muy felices. Allí se estaba la mar de calentito, como ya he contado. Pero es verdad que cuando llevas algún tiempo te aburres un montón y encima es todo muy pequeño. Luego la gente se queja de los minipisos. Pero eso es porque no se acuerdan de cuando estaban dentro de la barriga. Yo fui muy feliz allí dentro. Dabas mis pataditas pero solo para demostrar que todo iba bien. Cuando más me movía era cuando me cantaban. Me agarraba a una costilla de Mamá y empezaba a montar unas coreografías estupendas. Eso sí, todo muy limitado por lo reducido del espacio. Pero algún que otro paso rozaba lo magistral. Al final crecí tanto que ya no podía hacer ni coreografías intimistas. Ni meter goles con la comida que iba entrando. Aquello se convirtió en un muermo. Así que decidí salir en busca de nuevas aventuras...