miércoles, 1 de junio de 2011

EL DÍA QUE ME PESÉ

Los días de mi nueva existencia iban pasando muy deprisa. Entre teta y teta, entre siesta y siesta, muchas cosas nuevas iban sumándose a mi lista de mis primeras experiencias vitales. Con solo seis días me presenté en el centro de salud para un control rutinario y después atravesé las puertas de la farmacia para un momento crucial. ¡Mi primer momento en una báscula fuera del hospital! Papá y Mamá me pusieron el body Safari, ropa de plena tendencia en aquel momento que me regalaron Marta y Javi. Me sacaron en el carrito y me llevaron hasta la farmacia de la calle San Francisco, que durante varias semanas fue uno de mis lugares básicos. Nada más nacer la matrona me puso en una báscula y le dijo a mis padres que pesaba 4'250 kilos. Dicen que los bebés vamos perdiendo peso en los primeros días de vida. Será por el ejercicio que hacemos, je, je. Yo creo que es más bien por los besos que nos pegan las familias, que es que nos quitan capas de piel. La cuestión es que en mi primera báscula fuera del hospital pesé 4'150 kilos. Es decir, que había perdido 100 gramitos. Mis papás se preocuparon un poquito pero se les fue pasando a medida que me fueron pesando cada semana. Siempre los martes a la misma hora más o menos. Ya nunca volví a perder y fui creciendo progresivamente. Pero eso es otra historia.